QUE CADA DÍA...

Que cada día sea un sueño que se pueda tocar.

Que cada día sea un amor que se pueda sentir.

Que cada día sea una razón para vivir.

Construye puentes de comunicación fuertes y sólidos entre tú y las personas con quienes te toca compartir tu camino. Tal vez hoy les puedas servir, y quizás mañana necesites de ellos.

Acompaña a quien sufre el fracaso para animarlo a rehacer su camino y refuerza con sinceros aplausos, cada etapa que cada uno de los demás va superando y logrando.


Sé generoso en la aprobación y en el aplauso, limita y reduce tu instinto de crítica.

Comparte tus sentimientos con alguien que sepa comprenderlos, buenos o malos, los sentimientos necesitan expresarse; necesitan reconocimiento y libertad para mostrarse al descubierto.

No es prudente ocultar tras una sonrisa que tienes quebrado el corazón; eso es falsear lo que sientes por dentro. Al expresar tus sentimientos puedes librarte del dolor y eso te permite continuar la marcha, reconstruir tu vida y pensar otras cosas que vuelvan a hacerte feliz.

Si tienes un sueño vivo en tu mente, tráelo al mundo, dale vida.
Cada uno tiene un don sin igual que trae a este mundo, y es tu fin en la vida ofrecer ese don.

No mires hacia atrás, ni llores por el pasado, pues ya se ha ido; tampoco te preocupes por el futuro, pues aún no ha llegado. Vive el presente, y hazlo tan bello, que merezca ser recordado.

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